Planeación, ejecución y evaluación
de proyectos formativos por competencias desde la socioformación.
José Silvano Hernández Mosqueda
“La
educación tradicional centrada en contenidos sigue predominando en el mundo.
Sin embargo, en la actualidad carece en gran medida de pertinencia dado que
estamos en otro contexto social: el paso de la sociedad de la información y el
reto de construir y consolidar la sociedad del conocimiento” Sergio Tobón (2013)
La transformación de la educación actual
tiene como ejes principales las palabras de Sergio Tobón mencionadas
anteriormente. No basta con argumentar las necesidades que la educación tiene
en la actualidad y a lo largo de la historia, dicha argumentación debe tener
como soporte una serie de propuestas metodológicas y experiencias de
aprendizaje que aporten elementos de solución.
Es urgente, entonces, transformar la
educación para que se adapte a la sociedad del conocimiento. Esto requiere un
proceso educativo centrado en que los estudiantes aprendan a aprender y
emprender por medio de proyectos.
La metodología de proyectos no es nueva,
Kilpatrick (1918) estableció los elementos para el trabajo con este método; sin
embargo, los cambios educativos y la aparición de las Tecnologías de la
Información y Comunicación han generado un nuevo escenario para su
implementación. En este sentido, la socioformación retoma los elementos del
método de proyectos y lo adapta al desarrollo de competencias, con base en la
orientación del pensamiento complejo (Hernández, 2013).
¿Qué son los
proyectos formativos?
Los proyectos formativos son una estrategia
general e integral para lograr las cuatro metas claves que propone la
socioformación: formar y consolidar el proyecto ético de vida, tener
emprendimiento, desarrollar las competencias necesarias para afrontar los retos
del contexto y trabajar de manera colaborativa.
Esta estrategia consiste en un conjunto
articulado de actividades para resolver uno o varios problemas del contexto
(personal, familiar, social, laboral-profesional, ambiental-ecológico,
cultural, científico, artístico, recreativo, deportivo, etc.), buscando la
formación de al menos una competencia y logrando un producto concreto
(evidencia) (Tobón, 2013).
Los proyectos formativos también se denominan
proyectos socioformativos porque implica siempre algún proceso de trabajo
colaborativo y comunicación interpersonal.
Características de
los proyectos formativos
Figura
1. Características de los proyectos formativos desde la socioformación.
Los proyectos formativos están centrado en
que los estudiantes identifiquen problemas del contexto, los interpreten,
argumenten y resuelvan, con base en el trabajo colaborativo y teniendo
experiencias vitales para formar y consolidar los valores universales (ética)
(Tobón, 2010).
Lo que NO son
proyectos formativos
Con
frecuencia, seguimos encontrando en las instituciones educativas una gran
confusión entre lo que es un proyecto y lo que no lo es. Tradicionalmente se ha
denominado proyecto a los productos que los estudiantes realizan en equipos
(maquetas, presentaciones visuales, exposiciones, etc.) y que implican una
evaluación formativa, y en algunos casos, sumativa. Si bien estas evidencias
muestran el logro de una meta establecida por el docente, su realización está
basada en la revisión de contenidos y casi siempre implican únicamente el
desarrollo de habilidades (motrices, auditivas, lectoras, expresión oral, etc.)
más no integran todos los aspectos de la competencia
(conocimientos-habilidades-valores) y mucho menos implican la resolución de un
problema del contexto que conlleve la mejora de su entorno.
Es
importante diferenciar la elaboración de evidencias significativas, que si bien
pueden constituir “una parte” de un proyecto, no son “el proyecto”.
¿Cuál es la
metodología para desarrollar un proyecto formativo?
Figura 2.
Ejes clave de los proyectos formativos (Tobón, 2013).
1. Título:
es importante indicar un título atractivo para el proyecto, acorde con el
problema a resolver.
2. Transversalidad:
se indica el proceso de transversalidad que se va a seguir en el proyecto.
3. Competencia(s):
se indican las competencias que se pretenden contribuir a formar con el
proyecto. Se establecen los criterios o aprendizajes esperados que se desean
logran en el proyecto respecto a las competencias consideradas.
4. Problema
del contexto: se determina un problema del contexto a resolver con el proyecto,
el cual debe estar relacionado con las competencias y criterios.
5. Actividades:
son las acciones articuladas para identificar, interpretar, argumentar y
resolver el problema del contexto. Se recomienda centrarse en las acciones
clave de la mediación.
6. Evidencias:
se indica el producto o productos concretos que deben presentar los estudiantes
a medida que hacen las actividades del proyecto.
7. Recursos:
se describen los materiales o equipos que se deben emplear para realizar las
actividades y presentar las evidencias establecidas, considerando el problema
del contexto y las competencias que se esperan contribuir a formar en el
proyecto.
¿Cómo se evalúa un
proyecto formativo?
Figura
3. Elementos de un instrumento de evaluación por
competencias
La
planeación y ejecución de un proyecto formativo implica que los estudiantes
presenten evidencias pertinentes de la apropiación de conceptos y la resolución
de problemas considerando los criterios o aprendizajes esperados. Estas
evidencias o productos concretos deben mejorarse continuamente mediante la
reflexión de las acciones emprendidas para realizarlos. Por lo tanto, la
evaluación de un proyecto formativo desde la socioformación se puede realizar
con rúbricas o listas de cotejo, dependiendo de lo que se pretenda evaluar en
las evidencias. Por ejemplo, los mapas de aprendizaje es un tipo de rúbrica que
evalúa la evidencia o evidencias en su integralidad mediante niveles de
desempeño establecidos. Estos niveles de desempeño integran los elementos de
calidad que deben poseer las evidencias, señalando de forma gradual desde lo
más simple a lo más complejo la calidad de la evidencia realizada (Tobón, 2012,
citado en Hernández, 2014).
Se
sugiere implementar los mapas de aprendizaje porque muestran con claridad la
relación tan estrecha entre competencia, problema del contexto, aprendizajes
esperados y evidencia. Generalmente, el gran problema de la evaluación de
proyectos radica en la incongruencia entre lo que se evalúa al final y lo que
se planea al inicio del proceso, pues el gran cúmulo de actividades que se
realizan en el desarrollo pierden su impacto cuando los productos generados no
corresponden a lo que se pretendía alcanzar (competencia).
¿Qué logros se
obtienen al implementar los proyectos formativos en el aula?
La
implementación de los proyectos formativos está generando los siguientes logros
(Tobón, 2013):
1. Mayor pertinencia de la formación
al resolver problemas, como es el proceso de aprendizaje
normal en la sociedad y también en la ciencia. Al hacer esto, los estudiantes
sienten que lo que aprenden tiene sentido y utilidad, lo cual motiva a seguir
aprendiendo y profundizando en otros temas de forma autónoma.
2.
Disminución de la deserción estudiantil y aumento de la tasa de graduación, los estudiantes logran con mayor profundidad las metas o propósitos académicos y esto mejora el desempeño escolar. Los estudiantes y sus familias se sienten más motivados con el estudio y con la gestión de los directivos y docentes, afianzando los vínculos y disminuyendo la deserción.
Disminución de la deserción estudiantil y aumento de la tasa de graduación, los estudiantes logran con mayor profundidad las metas o propósitos académicos y esto mejora el desempeño escolar. Los estudiantes y sus familias se sienten más motivados con el estudio y con la gestión de los directivos y docentes, afianzando los vínculos y disminuyendo la deserción.
3. Mayor motivación de los docentes
con su trabajo, ya que se aborda la educación de
manera más dinámica y menos mecánica que con el enfoque por contenidos.
4. Aumento de la investigación y del
emprendimiento. En todo proyecto formativo se abordan
elementos de investigación y de emprendimiento, como identificación de
problemas, sistematización de información, análisis de datos, revisión
sistemática de la información, elaboración de marcos teóricos, etc.
Bibliografía
Hernández M., J. Silvano.(2013). Formación de
docentes para el Siglo XXI. Guía para el desarrollo de competencias docentes.
México: Santillana.
Hernández M., J. Silvano. (2014). La evaluación de
competencias. Revista Multiversidad Management. No. 12, Pag. 18.
Kilpatrick, W.H. (1918). The Project method. EUA:
Teachers College Record.
Tobón, S. (2012).
Evaluación por medio de mapas de aprendizaje. México: CIFE.
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